Samuel A. Cohner: Una corbata azul

Estimado lector que rozas la suave y perfumada pluma del Tocororo:

El fotógrafo Samuel Alejandro Cohner nació en 1833 en Washington D.C. aunque sus padres eran austriacos.
En 1851 él y su colega Julián Vannerson recorrieron el oeste norteamericano retratando a los indios en sus asentamientos y los paisajes de los alrededores, iniciando la llamada “época de oro de la fotografía del oeste norteamericano”. En 1856, cuando contaba con 23 años, abrió su propia galería en la Avenida Pennsylvania 808 en la misma capital viajando después a Francia para estudiar los procedimientos fotográficos más modernos.
El daguerrotipo había sido hasta entonces el proceso fotográfico imperante pero la imagen que se obtenía sobre metal era única y su tamaño limitado. Poco a poco fue cediendo terreno al proceso negativo-positivo que permitía hacer fotografías sobre papel, de mayor tamaño y obtener tantas copias como se quisieran. Ambos métodos eran preparados por los propios fotógrafos y demandaban mucho tiempo, dinero y cuidado, resultando tan caros que solo eran asequibles a las clases adineradas.
Cuando Cohner llegó a Paris se encontró con la moda de los retratos “Carté de visite” sistema ideado por el fotógrafo Alfonso Eugenio Disneri para abaratar y popularizar el retrato. Disneri había diseñado una cámara de cuatro objetivos que impresionaba en una placa normal ocho retratos del tamaño de una tarjeta de visita (10,7 por 6,3 centímetros) permitiendo multiplicar la producción, reducir el costo y complacer la gran demanda de retratos fotográficos de las clases menos pudientes. Los retratos no solo se usaban como tarjeta de presentación o para regalar a un novio o a los padres y amigos sino que a Disneri también se le ocurrió producir álbumes para coleccionarlos. Las familias se enorgullecían en mostrar a sus amistades el álbum con los retratos de sus seres queridos y también otros donde coleccionaban personajes famosos del teatro, la literatura, el arte o la política. La moda se había desarrollado rápidamente por toda Francia…Cohner-Retrato-de-Josefi
Cohner, animado por el éxito de Disneri y sus pequeñas fotografías, adquirió cámaras, álbumes y otras novedades del formato carte de visite (tarjeta de visita) y se fue a La Habana, ciudad que siempre le interesó por su tradicional acogida a los fotógrafos y la afición al arte de Daguerre. Se relacionó con el pintor alemán Oscar Held que tenía su estudio en la calle del Obispo nº 89 y allí abrieron una galería de retratos “Carte de Visite” con un éxito increíble.
Al año siguiente Cohner se asoció con los fotógrafos norteamericanos Winter y Charles D. Fredricks y retrató a las principales figuras en ese nuevo formato ofertando álbumes para coleccionarlas. En la Gaceta de la Habana del 1º de julio de 1860 anuncian la venta de retratos de ese tamaño del Conde de San Antonio, el general Concha, el Ilustre Ayuntamiento, la Sra. Gertrudis Gómez de Avellaneda, las Señoritas Inés y Fanny Nataly, Madame Garnier, etc …
En 1862, Cohner decidió independizarse. Cerró la galería de Washington y viajó a Paris donde abrió una tienda de fotografía en la Rue Rivoli 59 para luego regresar a La Habana en el mes de noviembre de 1862 “al frente de una compañía de artistas eminentes de la pintura y la fotografía” con fotógrafos, modistas, retocadores, pintores y operarios franceses e inaugurar en la calle de O’Reilly nº. 62 (hoy 364), la “Galería Fotográfica de S.A. Cohner”, la más lujosa y moderna de la capital con amplios salones, los últimos equipos para retratar, cortinas, telones de fondo, mobiliarios, adornos y las técnicas fotográficas más modernas en boga en Europa y América.
Dentro de los fotógrafos de la calle O’ Reilly, Cohner destaca por la elegancia de sus retratos, sobre todo de las mujeres. A esta primera galería siguieron nuevos establecimientos, los cuales estuvieron en manos de fotógrafos alemanes, españoles, norteamericanos, franceses y cubanos. La supremacía llegó a tal punto que en 1874 existían en La Habana 15 estudios fotográficos de los cuales ocho se localizaban en O´Reilly. Entre los fotógrafos se encontraban: Lorenzo Cabrera, Samuel A. Cohner, Narciso Mestre, J.B. Fernández, Morín y López, Andrés Oca, Prado y Torner, y Esteban Mestre y Petit.
En un interesante y simpático artículo publicado por el periodista y caricaturista Conrado Walter Massaguer bajo el seudónimo de don Gual, dedicado a su amigo Emilio Roig de Leuchsering, al evocar varios pasajes de su infancia y primera juventud hace mención a un gran número de estos estudios fotográficos cuando dice:
“Me retraté sobre un caballito en Casa Súarez, de primera comunión en el atelier de Mestre, de “confirmación” con Cohner, en el bote en casa de Dufart y Mañan, con mis hermanos en el taller de Maceo, de bombero en casa de Gelabert y no recuerdo si patrociné a Mestre y Petit, Pumariega y Handel […]104G
Hay que apuntar que a estos primeros estudios fotográficos les sucedieron otras galerías que también gozaron de excelente reputación. Valga destacar el importante estudio de fotografía y pintura de O´Reilly 63, fundado en 1893 por el español Antonio Otero, ganador de diferentes premios en las primeras décadas del siglo XX, la muy renombrada galería de los hermanos Maceo, en O´Reilly 75 y el estudio de Juan A. Suárez y Compañía, en O´Reilly 64 esquina a Compostela, que se anunciaba como fotógrafo de Cámara de Su Majestad el Rey Alfonso XII.
El 10 de octubre de 1868 se inició en Oriente la lucha de los cubanos por su independencia. El alzamiento tomó por sorpresa a los patriotas habaneros que estaban ansiosos por participar en el movimiento, pero no conocieron la fecha del alzamiento, ni tampoco tenían armamento; sin embargo, no se quedaron con los brazos cruzados.
Mientras la guerra se iba extendiendo a Las Villas, en la capital los jóvenes comprometidos leían abiertamente en las calles las noticias y las proclamas clandestinas, conspiraban en los parques y recaudaban fondos para la causa. Los hombres vestían una corbata azul y las muchachas llevaban el cabello suelto adornado con cintas también azules, color y modo de peinarse que identificaba a los independentistas.
Así iban a los bailes y teatros pregonando su patriotismo. No pocas veces defendieron sus ideales con los puños. Los españoles acaudalados y esclavistas de la Isla conocedores de esta situación y temerosos del auge independentista en la capital impusieron, organizaron y capitanearon el llamado Cuerpo de Voluntarios, una poderosa organización paramilitar, fanática y autónoma que fue tolerada y armada por el Capitán General Domingo Dulce.
En enero de 1869 los voluntarios, en su mayoría dependientes del comercio y peones de los terratenientes, comenzaron a sembrar el terror en las familias cubanas de la capital. El 22 de enero, al grito de ¡Viva España con honra! tirotearon el teatro Villanueva porque durante la función nocturna se dieron vivas a Carlos Manuel de Céspedes y a Cuba Libre. Entre los espectadores hubo numerosos muertos y heridos, tanto cubanos como españoles.
Dos días después, el 24 de enero, el eco lejano de un disparo accidental fue el pretexto para que los voluntarios saquearan el Palacio de Aldama, y atacaran los cafés El Louvre, Los Voluntarios, el Payret y sus alrededores. Entre las numerosas personas asesinadas esa noche estaba el famoso fotógrafo Samuel A. Cohner, propietario de la mejor y más moderna galería fotográfica de La Habana.Cohne-Asesinatos-cafe
El periodista y patriota Raimundo Cabrera, que vivió aquellos días atroces escribió: Los Voluntarios «atacaron el palacio del niño Miguel Aldama y rompieron todo lo que allí valía en cuadros y estatuas y espejos… y gracias que no lo encontraron, ni a la familia, que si no los sacrifican. Después fueron a darla con los niños del café El Louvre, los tacos (jóvenes cubanos que se reunían allí) y acabaron a tiros con el café de Payret e hicieron añicos los espejos de la barbería de Nicolás, junto a los Helados de París y mataron en el café Los Voluntarios al fotógrafo americano Cohner porque llevaba una corbata azul
El historiador Emilio Roig de Leuchsenring narró: «El famoso retratista Cohner fue fusilado en la calle por el gravísimo delito de haberse negado a contestar el «Viva España con honra», a que quisieron obligarlo los Voluntarios, por alegar aquel: «Soy ciudadano norteamericano, sólo debo dar vivas a mi nación.»

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Acerca de almejeiras

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9 respuestas a Samuel A. Cohner: Una corbata azul

  1. Senén dijo:

    Non tiña o gusto de conocer a este persoeiro «usacubano» Interesante artigo o teu para os interesados na moderna historia de Cuba. Ao mellor agora outros norteamericanos se animan a ir vivir a Cuba. A ver que pasa con estas novas relacións.
    Vémonos

  2. IDania dijo:

    Paisano,
    Siempre encantada de leer tus artículos y aprender de ellos! Gracias por compartirlos! No he tenido más noticias tuyas. Qué tal tu reciente viaje a la isla? Cuando tengas un ratito escríbeme y cuéntame tu visión particular sobre las «reinstauradas» relaciones entre la Isla y el «monstruo». Un abrazo!
    IDania

  3. Grisel Parera Lopez- dijo:

    Es muy interesante el recorrido que haces sobre el arte de hacer fotos y la importancia que tuvo en nuestra Habana, la fotografía.
    No conocía la figura de Samuel A. Cohner, y me ha encantado.
    Gracias amigo Eduardo, porque ahondas en nuestras raices culturales y de esta manera también se ponen al descubierto, los lazos que nos han unido a nuestro vecino norteamericano con él, que hoy día el gobierno de Cuba, trata de restaurar esa relación histórica.
    Un saludo y una vez más, gracias.

  4. jesus g dijo:

    Me encantó este articulo, lo encontré al interesarme por el estudio de fotografía, ya que tengo un retrato del estudio de Cohner, de un antepasado fechado en 1868.

  5. Isabel Pellejero dijo:

    Gracias por la calidad de esta entrada.

    Me he permitido hacer un link desde mi blog https://isa-fragmentosseleccionados.blogspot.com/2018/06/encarnacion-gastardi.html

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